La humanidad ha avanzado, no debido a que fue sobria, responsable y cauta, sino porque ha sido juguetona, rebelde e inmadura.




La pena que sentí y que ahora, al recordarla, me parece pequeña. La risa o el llanto que no llegó a brotar. La amistad que busqué en el momento dificil y que resultó más débil que yo, más falta de ayuda. 
La persona a quien quise consolar y me sirvió de consuelo...








Es necesario cerrar, lo que sea, para poder abrirse a lo nuevo.






 


 



Abrazar los cambios que, al fin y al cabo, son lo único constante en esta vida.










Ambos teníamos los ojos cerrados y parecíamos perfectamente satisfechos. 
Si encontrás a una persona así, alguien a quien podés abrazar y con la que podés cerrar los ojos a todo lo demás, considerate afortunado. 
Esa imagen meciéndonos suavemente es, para mí, la imagen del amor.
















Ni la verdad, ni la sinceridad, ni la fuerza, ni el cariño son capaces de curar la tristeza.
Lo único que puede hacerse es atravesar el dolor esperando aprender algo de él, aunque todo lo que uno haya aprendido no le sirva para nada la próxima vez que la tristeza lo visite de improviso.






















Vistas desde fuera, muchas existencias parecen equivocadas, irracionales. Solamente caminando con sus zapatos entendemos sus motivaciones, sus sentimientos, aquello que hace que una persona actúe de una manera en vez de hacerlo de otra.














Emprende el viaje a Ítaca, pero demórate lo más que puedas. Haz muchas escalas, teniendo siempre presente tu isla, la que andas buscando. 
Al final llegas a Ítaca, ¿y qué descubrirás? Que la verdadera Ítaca era el viaje.















La voz interior me dice que siga combatiendo contra el mundo entero, aunque me encuentre sola. 
Me dice que no tenga miedo, si no que avance.











¿Cómo alguien que no conoce el futuro podría comprender el sentido del presente?
Si no sabemos hacia qué futuro nos lleva el presente, cómo saber si merece nuestra adhesión, nuestra desconfianza o nuestro odio...















Me pierdo en las multitudes muchas veces, solamente para fundir mi propia persona entre los demás, aunque simplemente sea por unos momentos.














Al fin y al cabo uno lee la vida de otros para entender la propia. Y aunque esa que leemos no esté resuelta, coincidir resulta gratificante. ¿O no?







 




Cuando intentaba leer, deprisa, solo queriendo encontrar un par de palabras que me dieran la respuesta.










 





Los niños me enseñan tres cosas: a ponerme contenta sin motivo, a estar siempre ocupada con algo y a saber exigir con todas mis fuerzas aquello que deseo.














 La única realidad es tú realidad, y será lo que tú seas capaz de ver.




















Todo es para bien.
El cielo que te ha mojado es el mismo cielo que te seca.











 



































Recuerdo el día que nos conocimos, su sonrisa, el tacto de su piel... Podés estar en cualquier situación cuando tu vida comienza, cuando el futuro se abre ante vos, y puede que al principio ni siquiera te des cuenta, pero de repente ocurre.














 






Estoy aquí para demostrar algo en lo que creo: que la guerra es inútil y estúpida, la más bestial prueba de idiocia de la raza terrestre. Estoy aquí para explicar cuán hipócrita es el mundo cuando se exalta porque un cirujano sustituye un corazón por otro; y luego acepta que millares de criaturas jóvenes, con el corazón en su sitio, mueran por la bandera como terneros en el matadero.












 






He leído de todo. He hecho de todo. Pero resulta muy difícil escapar al propio silencio. Lo dijo hasta un sabio japonés: puedes escapar al ruido del río y de las hojas al viento, pero el verdadero riudo está dentro de tí.