La humanidad ha avanzado, no debido a que fue sobria, responsable y cauta, sino porque ha sido juguetona, rebelde e inmadura.
Su mirada era clara, inmóvil como siempre; no se dirigía esa mirada derechamente a lo que ella observaba, sino que -y eso era molesto- pasaba un poco de largo, en forma apenas perceptible; pero que, sin embargo, no dejaba lugar a dudas; el origen de ello no parecía ser debilidad alguna, ni falta de sinceridad, sino un anhelo constante, superior a todo otro sentimiento. Quizá un anhelo del cual, aún ella misma, sólo de este modo adquiriría conciencia.
La gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor. Me gusta la gente que con su energía, contagia. Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera. Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata. Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos. La gente que lucha contra adversidades. Me gusta la gente que busca soluciones.
Hay que ponerle un vestido
tacones
maquillaje
y sacarla a pasear
emborracharla (...)
tacones
maquillaje
y sacarla a pasear
emborracharla (...)
darle latigazos,
enseñarle quién manda,
amarrarla a un poste eléctrico
o deshojarla en una tarde de septiembre.
Hay que entender que las cosas
tienen un lugar geográfico, un nombre,
una textura exacta y una forma
y que dentro de esas cosas
está desnuda y en silencio (...)
enseñarle quién manda,
amarrarla a un poste eléctrico
o deshojarla en una tarde de septiembre.
Hay que entender que las cosas
tienen un lugar geográfico, un nombre,
una textura exacta y una forma
y que dentro de esas cosas
está desnuda y en silencio (...)
como una corriente de aire frío
o el mar cuando se han dormido las olas,
Hay que saber que existe
como existe la casa, la tacita de té,
el reloj, el árbol, los recuerdos
y una blusa llena de pájaros blancos
No sólo existe
sino que también tiene su espacio,
su rincón, sus exigencias
e incluso sus horarios
y de repente uno se levanta
y decide cambiar el orden del mundo,
o el mar cuando se han dormido las olas,
Hay que saber que existe
como existe la casa, la tacita de té,
el reloj, el árbol, los recuerdos
y una blusa llena de pájaros blancos
No sólo existe
sino que también tiene su espacio,
su rincón, sus exigencias
e incluso sus horarios
y de repente uno se levanta
y decide cambiar el orden del mundo,
seguir hacia delante,
siempre adelante.
siempre adelante.
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