La humanidad ha avanzado, no debido a que fue sobria, responsable y cauta, sino porque ha sido juguetona, rebelde e inmadura.
Mientras haya futuro por delante fluye muy bien el presente.
Un lector poco entrenado es una persona prejuiciosa, un turista que siempre pregunta si el agua corriente es potable o los taxistas son honestos. Alguien que en su inexperiencia sólo espera que los trajes de la ficción se ajusten lo mejor posible a las medidas de su cuerpo real. Para ellos el libro es un objeto incómodo, algo que necesita sostenerse. 
Los lectores consecuentes, por lo contrario, prefieren comparar lo que están leyendo con lo que han leído, con una forma alternativa y válida de la realidad en la que el libro es siempre una puerta.
Ahora ya no pienso –como pensaba antes– que los escritores son esos seres implacables capaces de captar con una mirada la esencia secreta de un ser humano para recién entonces ponerlos por escrito. Ahora comprendo que, en realidad, la maniobra es opuesta y es inversa: un escritor siempre se equivoca al juzgar a una persona y es este error es el que permite la creación del personaje correcto.
…en algún sitio leí que, una hora antes de su ejecución, un condenado a muerte decía o pensaba que si hubiera tenido que vivir en lo alto de una montaña, en un espacio tan reducido que sólo le permitiera permanecer de pie, rodeado de precipicios, de tormentas, de un océano, de la oscuridad, y la soledad eterna, y quedarse así, de pie sobre una roca, toda la vida, mil años, habría preferido vivir así que morir en aquel momento. 
¡Cualquier cosa con tal de vivir, de vivir, de vivir! ¡Vivir como sea, pero vivir!
La noche nos pone, siempre, en nuestro lugar.
Aqui no vale el que habla sino el que lucha.

Cuando digo que no me acuerdo de qué pasó aquel día no miento.
Ojalá me acordara.
A veces se te quedan grabadas las cosas más raras, cosas a las que no das la más mínima importancia… Ni siquiera en el momento que pasan, esas las recuerdas a la perfección. 
En cambio, las más importantes se van tan lejos que es como si nunca hubiesen ocurrido.

No debes comprender la vida;
 como una fiesta se hará entonces.
Y luego, de repente, la tarde se convirtió en noche. A veces no hay advertencias. Las cosas ocurren en segundos. Todo cambia. Estás vivo. Estás muerto. Y todo sigue adelante.
Es natural que las cosas no siempre salgan bien. 
Así es como funciona la vida, y como vá a funcionar siempre. 
No vá a ser fácil: hoy, mañana, pasado mañana, pero de alguna manera vá a mejorar.
...desátame, hoja por hoja.
De ayer, de hoy, de mañana; los silencios intactos y las palabras eternas que regresan con un desastre en los acentos, entre las comas, entre paréntesis invisibles.
Dulce, dulce sabor de lo olvidado, del rincón rechazado.
¿Quieres vivir mil vidas? Lee libros, 
¿Quieres vivir para siempre? Escribe.
"Si has conocido a un solitario, no importa lo que te digan, no es que disfruten la soledad.
Es solamente que ellos han intentado encajar en el mundo antes, pero la gente continua decepcionandolos.
.."
Con la práctica adquirimos la intuición de saber cuándo hemos hecho algo bien y entonces lo conservamos.
Brindemos por los locos, por los inadaptados, por los rebeldes, por los alborotadores, por los que no encajan, por los que ven las cosas de una manera diferente.
Así todo el día... Porque esa mujer parpadea maravillosamente y te acuerdas cuando cierra y abre los ojos, cuando se pone roja de llorar o de reír.
- Puedes excusarte cuanto quieras, que yo me voy a cubrir con tierra a mi hermano.
- ¡Ay, Antígona, qué atrevida eres! ¡Tengo miedo por tí!
- No, no temas por mí, preocúpate de enderezar tu propia vida.
- Por lo menos no le cuentes a nadie tus planes, mantenlo en secreto, que yo haré lo mismo, te lo prometo.
 - ¡Ay, no, por los dioses! ¡Grítalo bien fuerte! Te despreciaré aún más si lo guardas en silencio. ¡Cuéntaselo a todo el mundo!

Ojalá coincidamos en otras vidas, ya no tan tercos, ya no tan jóvenes, ya no tan ciegos ni testarudos, ya sin orgullo ni pretensiones.
Y en eso estamos; pero todavía no hemos podido corregir nuestra porfiada costumbre de abrazos, nuestra manía de andar soñando despiertos y chocándonos con todo.
Si mi deseo más antiguo es el de pertenecer, ¿por qué entonces nunca formé parte de clubes o de asociaciones? 
Porque no es eso a lo que yo llamo pertenecer. 
Lo que yo quería, y no puedo, es por ejemplo que todo lo que viniera de bueno desde mi adentro yo pudiera darlo a aquello a lo que perteneciera. 
Incluso mis alegrías. 
Es como quedarse con un presente todo envuelto con papel de regalo en las manos —y no tener a quién decirle: tome, es suyo, ábralo. No queriendo verme en situaciones extrañas y, por una especie de contención, raramente envuelvo entonces con papel de regalo mis sentimientos.
Cuando debemos hacer una elección y no la hacemos, esto ya es una elección.
—¿Tú no sientes el deseo de ser libre, Lenina?
   —No entiendo lo que dices. Ya soy libre. Libre de gozar de este tiempo, el mejor de los tiempos. “Todos somos felices ahora”.
   Bernard se echó a reir.
  —Sí. “Todos somos felices ahora”, comenzamos a decirles a los niños a los cinco años, Pero ¿Tú no querrías ser libre, ser feliz de otro modo, Lenina? De un modo personal; no como todos los demás…
  —No entiendo lo que dices — repitió ella.

La conversación más adorable es aquella de la que no se recuerda nada con precisión, pero deja una impresión general agradable.

Noches hubo en que me creí tan segura de poder olvidar que voluntariamente recordaba.

No te tomes nada personal. 
Nada de lo que otros hacen es culpa tuya. 
Lo que otros dicen y hacen es una proyección de su propia realidad. 
Cuando sos inmune a las opiniones y acciones de otros, dejas de ser víctima de un sufrimiento innecesario.
Yo también los he tenido y supuse que cuanto más supiera sobre los secretos ajenos, 
mejor podría ocultar los propios.
En verdad creo que hay cierto tipo de amor y cierto tipo de dolor, que debemos de guardarnos para nosotros mismos.
Revisar mis dispersas escrituras, mi palabra, revisarme el sollozo, la garganta. Revisar mi conducta, mis proyectos, lo soñado, lo vivido, sin visión, sin recuerdo, sin mentiras, sin verdades ocultas, temerosas, sin impulsos, sin deserción, sin este yo impreciso. Descifrarme, prenderme, saberme, perdonarme, lograr algo, dejar algo, quedar, estar, ser siempre, y vencer.
¿Qué faceta humana nos destruye?
El conformismo, la aceptación de la realidad como un destino y no como un desafío que nos invita al cambio, a resistir, a rebelarnos, a imaginar en lugar de vivir el futuro como una penitencia inevitable.

Lo que tienes y lo que la gente cree que tienes, lo que eres y lo que la gente cree que eres, quien eres y la gente que cree saber quien eres.

Obsesionados como estamos por la necesidad de memorizar los hechos, pocas personas se dan cuenta de lo importante que es ser capaz de olvidar.

Los libros que de verdad me gustan son esos que cuando acabás de leerlos pensás que ojalá el autor fuera muy amigo tuyo para poder llamarlo por teléfono cuando quisieras.
…o sea ser simplemente alguien
con una sonrisa apenas esbozada
que enternece un poco a algunas almas simples.
Quizás todo tipo de placer es solamente un sustituto.


Cuando tengas todas las respuestas, ese día no sabrás nada.

Cuántas veces escuché decir: todos los hombres/mujeres son iguales.
 Es como decir, todos los perros son iguales o todas las plantas son iguales.
Es una falacia estúpida e idiótica.

El tiempo de vivir es para todos breve e irreparable.
Prefiero ver a un joven protestando que a un joven con desesperanza; prefiero ver a un joven que se expresa, manifiesta, incluso rompiendo cánones y reglas.

Las cosas que vemos — continúo con voz más apagada —, son las mismas que hay en nosotros. La única realidad es la que nosotros tenemos, y si los hombres viven tan irrealmente es porque aceptan como realidad las imágenes exteriores y ahogan en sí la voz de su mundo interior. También se puede ser feliz así; pero cuando se llega a saber lo otro, se hace ya imposible seguir el camino de la mayoría. El camino de la mayoría es fácil, el nuestro difícil. Caminemos.